Monday, November 5, 2018


Hola, soy Raúl Morales de 3B y esta es mi versión actual del Cuento VII del Conde Lucanor. Espero que os guste.

Un Cuento del Conde Lucanor Actual

Otra vez charlaba el conde Lucanor con Patronio.
--Patronio, un hombre me ha propuesto un muy buen negocio, del cual se puedo sacar muchas riquezas.

--Señor Conde Lucanor es de inteligentes basarse en la realidad y no en falsos sueños, “mas vale pájaro en mano que ciento volando”. Si no me haces caso te sucederá lo que le paso a Triana.


Erase una vez una mujer llamada Triana. Ella era de una familia muy pobre que no llegaba a fin de mes. Un dia iba al supermercado cuando se encontró un billete de 100 Euros, ¡no se lo podía creer! Para esta pobre mujer este billete era su pasaporte para hacerse rica. Cambió totalmente su ruta dirigiéndose no a por comida si no al banco. Pensó miles de formas en las que se lo podía gastar.


-¡No, mejor!- dijo en alto sin querer, - ¡Lo invertiré!.


No pensó mucho y se guió por su primera visión. Triana decidió gastarse el dinero en una máquina tragaperras con la cual podría ganar más dinero aún.


-Una máquina tragaperras da mucho dinero pero no suficiente - pensó


Tenía que idear algo que diera mas dinero mas rápido.


-Algo como un casino- pensó Triana.


Ella aún viniendo de familia humilde, todo esto lo vió pequeño, la joven señora en segundos se volvió de una mujer que aspiraba a poder comer todos los días, a una persona que la palabra avariciosa se le quedaba pequeña. Ella quería todo los millones que dieran  los casinos y duplicar esos números. Pensó en invertir en bolsa pero ella lo vio antiguo y dinero muy lento.


Su cerebro retrocedió una semana, se acordó de lo que vio en su diminuta, vieja y destartalada televisión, un hombre en las noticias hablando de la nueva moneda virtual llamada Bitcoin con la que mucha gente se podría enriquecer. Eso era todo lo que ella necesitaba, Triana pondría todos sus millones ahí y se haría las mujer más rica de la galaxia. Nada más que de pensar en todos los millones que ganaría simplemente con un billete de la calle, casi se desmaya. Triana ya se creía una mujer nueva, cambió completamente su postura de andar y la perspectiva con la que veía el mundo, los pobres ahora eran más pobres y los ricos más pobres que ella. Con su nueva vida llegó al banco. Empezó a reírse en voz alta como una loca. El banquero de clase media con un bigote bastante interesante atendió a la supuestamente millonaria.


-¿Está usted bien?- preguntó con educación el hombre de bigote.
- Apártese de mí- chilló Triana. -¿Quien te crees que eres?- Dijo como si fuera una aristócrata.


Todo esto se vio muy irónico por que desde de fuera se vio como el banquero iba vestido con un polo de muy buen precio, cuando la mujer iba con pinta de que iba a pedir un préstamo.


-Quieres atenderme banquerucho de pacotilla- dijo Triana de mala manera.
-Vale, vale ¿Que desea?- le atendió el banquero con educación.
- Quiero ingresar 100 Euros en mi cuenta- rápidamente respondió Triana
-Perdoname, pero este billete es falso- dijo con miedo


Después de una larga pelea Triana se dio cuenta de que todas sus riquezas habían desaparecido, sus chalets, sus yates, sus ferraris toda su vida se desvanecía. Ahora se encontraba en su cutre casa en su pobre barrio y su triste vida. Triana empezó a llorar y gritar.


-Me has robado mi dinero, mi vida, eres un ladrón- gritaba sin parar entre llantos.


--Y así es como Triana en segundos empezó a vivir una vida ficticia y cuando la realidad le impactó ella se negaba a aceptarla.- acabó Patronio.


El conde empezó a aplaudir sin parar.


--Y por eso Señor si crees que todo lo que tus socios te dicen es verdad, acabarás como Triana- dijo Patronio
El Conde Lucanor le agradeció esto y dejo de confiar tanto en los que quieren sacar provecho y más en los que le quieren.


A las cosas ciertas encomendaos 
y las vanas esperanzas, dejad de lado.




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